domingo, 20 de enero de 2008

El hombre màs cagado del mundo

El hombre de la mirada perdida, de los ojos vidriosos por el alcohol es Humphrey Bogart en Casablanca. Pero no es en cualquier momento de la pelìcula, sino el momento exacto en que, luego de haberse reencontrado con Ingrid Bergman, comienza a beber, sòlo en su bar, rememorando los instantes que viviò con ella en Paris. Por esa mirada pasan todos esos recuerdos, las palabras de amor pronunciadas y no cumplidas y, por sobre todo, la decepciòn. En ése momento de pequeño delirio alcohòlico, Rick sòlo dice: Jà...! un remedo de pequeña risa, de algo asì como que en realidad todo fue mentira. Profunda decepciòn...

Traigo a colaciòn esta imàgen y esta pelìcula en particular por que pronto se cumpliràn 10 años del deceso de uno de mis màs queridos amigos. En realidad, el amigo que màs he querido en mi vida. Pero qué tiene que ver Casablanca, Rick, alias Humphrey Bogart, con el Waldo? Pues es que amàbamos esa pelìcula. Creo que la habremos visto al menos una decena de veces, tanto que ya no sòlo podiamos recitar de memoria alguno de los diàlogos (en VO, por favor) sino que ademàs, creo que habìamos logrado descubrir en ese pequeño "Jà", la humanidad que contiene el film de marras, la esencia masculina, tan distinta de lo "macho", que ese pequeño instante nos dejaba avizorar. En sìntesis, nos reìamos y nos enternecìamos con ese hombre profundamente cagado, disculpen la palabra, pero no hay otra mejor, tratando de ahogar sus penas en alcohol, tal y còmo lo haciamos nosotros en nuestras reuniones "pa' sufrir...', juntarnos a hablar de todas las mujeres que nos habian hecho mal, a escuchar todas las canciones que nos recordaban a ésas mujeres y ésos tiempos, beber y reìrnos de lo estùpidos que nos habìamos comportado en esos momentos. En realidad, la idea era reirnos un poco de nosotros y que en el fondo, siempre habia alguien que habia estado màs cagado que nosotros, y ahi estaba Rick para recordarnoslo, el hombre màs cagado del mundo.

Sé que es imposible, amigo, que leas esto. Pero te querrìa contar tantas cosas. Ha pasado tanta vida en estos años y de verdad que he sentido tu ausencia, la sigo sintiendo cada vez que vuelvo a ver Casablanca y busco al lado con quién comentar, reirme y sentir, una vez màs, ese jà!.

Hermano, qué mas puedo decir; por que en realidad ya nada màs puedo escribir, que recordarte que siempre, y para siempre, esto ha sido el comienzo de una bella amistad.

Elegia
Miguel Hernàndez.

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracoles
Y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofe y hambrienta

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de mis flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irá a cada lado
disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas...
de almendro de nata te requiero,:
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.

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